¡¡¡MARCIANITOS Y TABLAS!!!! ¡¡¡Siii!!!
Este os va a gustar un montón, juega con los marcianitos...
Este os va a gustar un montón, juega con los marcianitos...
Alumn@s de tercero como nos encanta jugar y aprender, pincha aquí para poder practicar las multiplicaciones
Canción de los Pares e Impares
Hay números que les gusta contar
cantidades alguno sóloooo
Ayúdame a poderlos contar.
Ellos se llaman “Impares”
1-UNO - IMPAR
3-TRES-IMPAR
5-CINCO-IMPAR
7-SIETE-IMPAR
9-NUEVE-IMPAR
Pero hay otrros que saben compartir
Ayúdame a poderlos contar
Ellos se llaman “ PARES”
2- DOS-PAR
4-CUATRO-PAR
6-SEIS-PAR
8-OCHO-PAR
10-DIEZ –PAR
En un lugar muy frío de cuyo nombre no puedo acordarme, vivían los números que ya vosotros conocéis: 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9. Ellos caminaban solos y estaban contentos porque todos tenían su nombre. Pero un día el 1 se puso a llorar:
-¿Por qué lloras? - Le preguntaron el resto de los números.
-Porque tenemos nombre, pero nos falta el apellido.
-Es verdad- dijeron todos a la vez.- Nos falta el apellido, nos falta el apellido.
Los números mientras caminaban solos por aquellos lugares tan fríos, pensaban y pensaban. Hasta que de pronto, el número uno dijo:
-Ya no estoy triste, ya tengo apellido, me llamaré “una unidad”.
Entonces el 0 dijo:
-Qué bien yo también me llamaré ”cero unidades”
Entonces saltó el 2 y yo “ dos unidades” y así siguió el tres unidades, cuatro unidades, cinco unidades, seis unidades, siete unidades, ocho unidades y nueve unidades. Se dieron cuenta que todos eran de la misma familia y que todos tenían que tener el mismo apellido.
Pasó un tiempo y aquellos números que eran unidades se sentían muy bien en aquel país del frío de cuyo nombre no puedo acordarme. Hasta que otro día, a la una unidad ( que era el número 1) se le ocurrió que si se juntaba con el “cero unidades” para jugar y caminar juntos, podían formar otro número que ya sabéis se llamó 10 y como le gustó, pasado un tiempo, se unió con otro 1 que por allí circulaba solo, para formar el 11, después lo hizo con el 2 y formó el 12 y más tarde formaron el 13, el 14, el 15, el 16, el 17, el 18 , el 19 y descubrieron que era muy divertido hacer las cosas de dos en dos.
Pero como siempre le pasabe al número 1, un día se puso triste y dijo que el 10 no tenía apellido.
Así, una vez más, el resto de los números tuvieron que pensar y pensar, hasta que al mismo 10 se dio cuenta y llamó a los otros:
- Ya lo tengo. Si yo me llamo diez y soy diez cosas, me llamaré “decena”
-Bien-dijeron los otros, pero entonces ¿Nos quitamos el apellido unidades cuando estemos juntos?
-Noooooo-Dijo el 10- No . Yo por ejemplo, seré una decena y 0 unidades
-Y yo? -dijo el número 11- ¿Cómo me llamaré yo entonces?
-Muy fácil- explicó el número 10- tu serás una decena y una unidad
- Y ¿Yo?- dijo el 12 que sabía que siempre iba detrás del 11
- Tú serás una decena y dos unidades
- Ya sé -dijo el 13- entonces yo seré una decena y tres unidades
-Es muy fácil- dijo el 14- yo una decena y cuatro unidades
-Sí, sí,-dijo el quince- siempre que esté el uno va a ser una decena porque hay diez cosas juntas y luego, cinco, seis, siete, ocho o nueve unidades.
-Bien bien gritaron ya todos porque lo habían entendido
Y desde entonces en aquel país del frío hizo más calor, porque la profesora Mª Ángeles, había explicado a unos niños que vivían en otro lugar donde a vecestambién hacía frío, esta historia de cómo las unidades se hicieron decenas.
Luz del Olmo
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Para que practiquéis las tablas de multiplicar
Un matemático pasea por el campo, sin nada que hacer, aburrido. Encuentra a un pastor que cuida un numeroso rebaño de ovejas, y decide divertirse un poco a costa del paleto.- Buenos días, buen pastor.- Buenos días tenga usted.- Solitario oficio, el de pastor, ¿no?- Usted es la primera persona que veo en seis días.- Estará usted muy aburrido.- Daría cualquier cosa por un buen entretenimiento.- Mire, le propongo un juego. Yo le adivino el número exacto de ovejas que hay en su rebaño, y si acierto, me regala usted una. ¿Qué le parece?- Trato hecho.El matemático pasa su vista por encima de las cabezas del ganado, murmurando cosas, y en unos segundos anuncia:- 586 ovejas.El pastor, admirado, confirma que ése es el número preciso de ovejas del rebaño. Se cumple en efecto el trato acordado, y el matemático comienza a alejarse con la oveja escogida por él mismo.- Espere un momento, señor. ¿Me permitirá una oportunidad de revancha?- Hombre, naturalmente.Pues ¿qué le parece, que si yo le acierto su profesión, me devuelva usted la oveja?- Pues venga.El pastor sonríe, porque sabe que ha ganado, y sentencia:- Usted es matemático.- ¡Caramba! Ha acertado. Pero no acierto a comprender cómo. Cualquiera con buen ojo para los números podría haber contado sus ovejas.- Sí, sí, pero sólo un matemático hubiera sido capaz, entre 586 ovejas, de llevarse el perro
Vamos con un nuevo juego matemático. Esta vez tendremos que ayudar a la simpática hormiga, Velila, a defender el planeta con su nave. Para ello no sólo tendrás que estar rápido con los cursores y las teclas B (bien) y M (mal) sino que deberás poner a prueba tu velocidad de cálculo mental.
¿Cuántos niveles eres capaz de superar?